El día en que nació una idea

Con motivo de la finalización del año militar, la Escuela de Aviación organiza excursiones de entrenamiento que llegarán hasta las fronteras argentinas, previstos para iniciarse una mañana de agosto de 1922. Al llegar el día, Mosconi se encuentra con que la empresa norteamericana Wico (West Indian Oil Company), la única que importaba combustible para aviones en la Argentina, se negaba a suministrarlo sin pago adelantado.

El entonces coronel Mosconi se reunió con el gerente de la empresa para ratificar la noticia. Una vez confirmada, estableció que la empresa no le vendería más nafta a menos que se anticiparan los pagos, Mosconi replicó, según cuenta en su libro: "Advierta que el Servicio Aeronáutico del Ejército no debe un centavo a su compañía; que se trata de una repartición militar solvente y dependiente del Ministerio de Guerra y que, por lo tanto, no sólo me sorprenden sus manifestaciones y su exigencia, sino que las considero impertinentes y no las acepto".

En ese mismo momento, comienza a reflexionar sobre qué pasaría si ese combustible era requerido, no para una simple práctica aeronáutica, sino para la defensa aérea del territorio nacional. Más tarde comentará: "Allí, en el mismo escritorio me propuse juramentándome conmigo mismo, cooperar con todos los medios legales para romper los trusts". La decisión de Mosconi cambió la historia argentina.

Fundó YPF, creando con ella una de las obras más importantes del siglo XX a nivel mundial, que más tarde se constituiría como modelo de otras que se fundaron en el resto de Iberoamérica. También hacia esa meta iba Mosconi el 1º de agosto de 1929, cuando YPF rebajó el precio del litro de nafta y tomó "la dirección y el contralor del mercado de combustible líquido en la Argentina". El juramento de 1922, "romper los trusts" se había cumplido.

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